Fases en el Cultivo de la Marihuana o Cannabis 1

Para que el proceso de germinación, es decir, la recuperación de la actividad biológica por parte de la semilla, tenga lugar, es necesario que se den una serie de condiciones ambientales favorables como son: un sustrato húmedo, suficiente disponibilidad de oxígeno que permita la respiración aerobia y, una temperatura adecuada para los distintos procesos metabólicos y para el desarrollo de la plántula.

La absorción de agua por la semilla desencadena una secuencia de cambios metabólicos, que incluyen la respiración, la síntesis proteica y la movilización de reservas. A su vez la división y el alargamiento celular en el embrión provocan la rotura de las cubiertas seminales, que generalmente se produce por la emergencia de la radícula.

En el proceso de germinación podemos distinguir tres fases:

Fase de hidratación: La absorción de agua es el primer paso de la germinación, sin el cual el proceso no puede darse. Durante esta fase se produce una intensa absorción de agua por parte de los distintos tejidos que forman la semilla. Dicho crecimiento va acompañado de un aumento proporcional en la actividad respiratoria.

Fase de germinación: Representa el verdadero proceso de la germinación. En ella se producen las transformaciones metabólicas, necesarias para el correcto desarrollo de la plántula. En esta fase de absorción de agua se reduce considerablemente, llegando incluso a detenerse.

Fase de crecimiento: Es la última fase de la germinación y se asocia con la emergencia de la radícula (cambio morfológico visible). Esta fase se caracteriza porque la absorción de agua vuelve a aumentar, así como la actividad respiratoria.

GERMINACIÓN DE LAS SEMILLAS DE MARIHUANA

Para germinar una semilla de marihuana, hay que tener en cuenta el calor y la humedad.

La temperatura ideal para la germinación oscila entre 12º C y 45º C, considerándose una temperatura ideal 25º C. La humedad oscila entre el 70% y el 100% de humedad relativa.

También de manera secundaria se tiene en cuenta la fase lunar. Se considera el mejor momento para germinar desde la luna nueva hasta el inicio del cuarto creciente; así para la luna llena ya tendremos la semilla germinada y con un par de hojas o más. Después de la luna llena, se acelera el crecimiento de las raíces preparando a la planta para pegar un nuevo estirón vegetativo.

PASO A PASO:

1.- Humedecer las semillas en un vaso de agua durante toda la noche. Es recomendable no alargar el tiempo que están en agua más de 48 horas pues podrían pudrirse.

2.- Una vez humedecidas, ponerlas entre servilletas de papel empapadas de agua. Se debe mantener un ambiente cálido (21-32ºC) y oscuro. Se deben humedecer las servilletas diariamente y mantenerlas húmedas pero sin exceso de agua. Una vez que es visible el brote blanco (raíz) de las semillas, es el momento de plantarlas, con mucho cuidado de no dañarlas.

3.- Lo más cómodo y seguro es sembrarlas en cubos de enraizamiento (jiffy: pastilla de turba prensada para siembra) o una mezcla de sustrato inerte fino y ligero. Cubrir las semillas germinadas con unos dos centímetros de enraizamiento con el brote blanco, la raíz, hacia abajo. Al poco tiempo saldrá el tallo principal, con el par de hojas redondas.

Si plantamos en sustrato, es aconsejable regar con pulverizador ya que con esto conseguiremos no afectar el estado en que hemos colocado las semillas ni su profundidad ya que si regamos a chorro o sin mucho cuidado golpearemos con demasiada fuerza el sustrato con el agua y desenterrara las semillas o las hundirá demasiado pudiendo hacer esto que se dañen y no terminen de nacer.

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